EL SENTIMIENTO DE VULNERABILIDAD. Caminar es más que un ejercicio. Escribo, comienzo a conocer gente.
Llego a un lugar pequeño, no conozco a nadie, todo es naturaleza, pero también hay gente, gente que vive aquí. Toni, la irlandesa en Dublín, me dijo que si quiero hablar inglés tengo que conocer gente irlandesa y, ¿dónde puedes conocer gente irlandesa? En el pub. La cultura, la socialización se realiza en el pub.
Imagínate a ti mismo/a, solo/a completamente en algún lugar donde lo desconoces todo o casi todo, incluso el idioma. La sensación es algo parecida a nacer de nuevo, aprender de nuevo a hablar, aprender nuevos códigos de conducta, estas como empezando tu vida de nuevo, pero con tu edad, tu madurez, conscientemente, tienes una oportunidad preciosa de verte crecer.
Las emociones son siempre las mismas, miedo, excitación, coraje, frustración a veces... Tienes que usar todos los sentidos, es una situación que exige delicadeza.
Y todo ello conduce a que te sientes vulnerable, pero a la vez, te sientes poderoso, te sientes completamente inocente, ingenuo, pero no tonto/a. Traes la mirada de otro sitio, solo que ahora la tienes que dejar a un lado, para ser neutral e intentar no comparar desde el principio, lo cual lo enturbiaría todo.
Esa vulnerabilidad conduce a la plena consciencia, con todos los sentidos, de quien eres tú y lo que sientes. Esta vivencia me condujo a escribir este pequeño poema sobre mi misma y de la importancia de mi nombre, no puedo llamarme Ernesto, aunque es un nombre también muy importante. Mi madre decidió mi nombre y yo lo vivo, he aquí mi agradecimiento
“Gracias mamá por mi nombre.
A veces se me olvida que soy mujer
y me descubro en los ojos de los demás como tal.
A veces me vivo como persona, sin género,
y se me olvida mi nombre,
y es maravilloso, por lo a gusto que me siento.
Y de repente me siento
y me vivo como ELENA,
y mi nombre resuena en mi interior,
y me descubro otro vez como un todo integral, como todo lo que soy,
y se perfila mi cuerpo en mi mente,
y se perfila mi alma, mi espiritu,
y después llega el movimiento,
Mi danza,
Mi forma de andar
y me convierto en música
y ELENA es el título.
(Gracias mama, Elvira, sencilla, bella, gracias por mi nombre)"
Este pequeño extracto, además de mi consciencia personal, también expresa mi transición de España a Irlanda, la sensación de ser mujer y no hombre, gran diferencia, maravillosa diferencia. Es alucinante, a veces, olvidar el género, esto me pasaba mucho en España, con mis amigos me siento persona, no mujer, la mayoría del tiempo. Supongo que tendrá que ver con la seguridad personal y el entorno, no es que mujer no sea algo maravilloso, lo es por dios que lo es, pero de lo que hablo es de ser mas que eso, ser YO.
Soy persona y soy mujer y en Irlanda no se me olvida fácilmente, no es bueno olvidarse de ninguno de los dos aspectos, pero para mi lo peor seria olvidarse de ser persona y de eso estoy bien curtida. Culturalmente es distinta la vivencia de ser mujer en Irlanda (no hay que olvidar que estoy en la zona rural de Irlanda), o al menos así lo vivo yo, los códigos son distintos, aunque no mucho, pero lo suficiente. Me acuerdo de momentos, por ejemplo, en los que yo iba sola a los sitios, a caminar o al pub, y la gente se extrañaba porque puedo ser vulnerable y me miraban entre raro y con admiración y me descubría en sus ojos como mujer.
Soy una mujer, y me encanta sentirme mujer, soy independiente, pero no se me olvida lo que soy y quien soy, eso me haría vulnerable. Soy mujer, pero soy también persona y si alguien no lo entiende no soy yo la vulnerable.