jueves, abril 29, 2010

La mirada del Ausente. Entrevista en La Opinion de Zamora


Este es un post donde os copio la entrevista que me hizo Ana María Cavero para el periódico La Opinión de Zamora. Ahí os queda eso.

Titulo: La mirada del ausente.
Fecha: 25 de abril de 2010.
Editado en : Zamoranos en el Mundo. La Opinión de Zamora.
Periodísta: Ana María Cavero.
Texto:

Hace cinco años que Elena Rodríguez vive en Irlanda y, desde la distancia, ha aprendido a ver Zamora con otros ojos

Ana María Cavero «Cambiar de aires» es lo que le apetecía a Elena Rodríguez Sánchez cuando en mayo de 2005 decidió partir hacia Irlanda sin imaginar las nuevas oportunidades que encontraría al emprender ese camino. «Tomé la decisión de partir para hacer un paréntesis y saber qué rumbo profesional tomar porque después de diez años trabajando en el Comité Ciudadano Anti Sida necesitaba un cambio. Sabía que para seguir en temas relacionados con los Recursos Humanos debía mejorar mi nivel de inglés y como siempre me había sentido atraída por la cultura irlandesa decidí viajar a ese país y es lo mejor que pude haber hecho». Nada más aterrizar descubrió la «hospitalidad y generosidad» del pueblo irlandés y aunque no podía evitar sentir «miedo» por enfrentarse sola a un entorno desconocido también estaba «feliz» de poder descubrir tantas cosas nuevas y maravillosas. «A través de una amiga zamorana conocí a una española que vive en Dublín y me pude quedar en su casa las primeras semanas hasta que encontré trabajo en el pueblo de Laragh en la región de Glendalough. Preferí no quedarme en Dublín porque mi intención era aprender el idioma y sabía que en un pueblo, donde no hay tantos extranjeros, podría mezclarme más con los irlandeses, conocer de cerca su cultura y aprender el inglés más rápido». En un principio Elena cuenta que no tuvo tiempo para sentimentalismos pero pasados los seis primeros meses empezó a echar de menos a su familia, a los amigos y el sol de España. «Primero todo lo de Irlanda me parecía nuevo y excitante pero después, cuando empecé a dominar el idioma y pude conocer más el país, lo que sucedió fue que empecé a idealizar España. Pero, con el paso de los años he comprendido que lo más difícil es encontrar el equilibrio entre tu propia cultura y la del país donde vives», señala. Su estancia en Glendalough le permitió hacer un análisis de su vida y cuando recibió la llamada «que uno siempre teme recibir cuando estás lejos» avisándole sobre la repentina muerte de un amigo, decidió dar un vuelco: «Tomé conciencia de que lo más importante mientras estemos en este mundo es pasar la mayor parte del tiempo que puedas con las personas que quieres. Me puse el reto de no vivir con un ritmo tan estresante y para conseguirlo decidí incluso cambiar de rumbo laboralmente. Una de mis grandes pasiones siempre ha sido dar masaje y por eso decidí hacer un curso sobre masaje terapéutico holístico, con validez internacional, lo que me permite ejercer esta profesión en cualquier lugar del mundo, por lo que puedo trabajar en Irlanda, en España o donde la vida me lleve». Actualmente Elena Rodríguez está dedicada a poner en marcha su empresa de masaje «Soulinhands» (Alma en las manos) en la que ha volcado todos sus «proyectos e ilusiones». Para esta zamorana es fundamental mantener el contacto con sus raíces «para no olvidarte de quien eres» pero también valora el estilo de vida «sencillo» que puede disfrutar en Irlanda junto a su pareja pues en el país de los celtas también encontró el amor. Ahora que viene de visita ha aprendido a ver Zamora con otros ojos. «Siempre que es posible voy a Zamora con irlandeses y es a través de ellos que me he dado cuenta de lo generosos y amables que son los zamoranos. Somos gente maja y divertida. Antes tenía la idea de que éramos secos, parcos, pero he descubierto que el zamorano es acogedor y que inmediatamente se vuelca con quien llega a conocer la ciudad para que se sienta a gusto. Además, cada vez que regreso veo la ciudad más linda», afirma. Lo que más echa de menos de su tierra «además de a la familia y los amigos» es «salir de tapas y el vino» aunque también añora los paisajes de la zona de Sanabria. Fiel a sus principios Elena vive el presente y no piensa en el futuro. Por ahora no tiene planes de emprender el camino de vuelta pero deja la puerta abierta: «Confío mucho en mi instinto y si alguna vez tengo que volver sé que lo sabré».